dissabte, 10 de desembre del 2011

¿CÓMO SABRÉ SI MI BEBÉ ESTÁ RECIBIENDO LECHE SUFICIENTE?

Artículo extraído casi en su totalidad de Guía de lactancia materna (de un artículo publicado en 2011) y de la AEPED.

Mucha gente no se fía de la lactancia materna porque, al contrario de la lactancia artificial, no pueden ver cuánta leche ingiere el bebé en cada toma. Eso preocupa a la madre y le lleva a preguntarse si su bebé recibe leche suficiente.
Lo que sí sabemos es la capacidad del estómago de un bebé:
  • 1-3 días; el tamaño del estómago del bebé es de una canica y su capacidad es de 5-7  mL (por cada toma). Además durante el primer día, el estómago del bebé no se estira por lo que no suele tolerar más que esa cantidad en cada toma.
  • 3-10 días; el tamaño del estómago del bebé es de una bola de ping pong y su capacidad es de 22-27  mL.
  • >10 días; el tamaño del estómago del bebé es de un huevo grande y su capacidad es de 60-81 mL.

divendres, 9 de desembre del 2011

SE ME FUE LA LECHE

¿Qué hay de cierto en esta afirmación? Carlos González, en un capítulo de su libro “Un regalo para toda la vida” explica con su habitual humor, esta errónea creencia de que la leche se puede “ir” o “cortar”.


Imagine a una cierva dando el pecho tan tranquila. De pronto, huele a un lobo. Sale corriendo después de esconder a su cría entre unos matorrales, porque su cría no puede correr. Como la cría no huele a nada (para eso se ha pasado su madre todo el día limpiándola con la lengua) y se está muy quieta, mientras que la madre sí que huele y hace ruido al moverse, el lobo probablemente seguirá a la madre y no encontrará a la cría. Si el lobo alcanza a la madre, mala suerte, la cría morirá también dentro de unas horas. Pero si la madre consigue escapar, dentro de un rato volverá con su cría y seguirá dándole de mamar. Pero si la cierva fuera goteando leche, ningún lobo que se precie podría perder el rastro. Como el reflejo de eyección está condicionado, la secreción de oxitocina se interrumpe cuando la cierva se asusta. A diferencia de la prolactina, que tarda varias horas en bajar, la oxitocina es rápidamente destruida y sólo permanece un par de minutos en la sangre; si la hipófisis deja de producirla, pronto no queda nada (por eso cuando se usa la prolactina para acelerar el parto se ha de administrar continuamente, en gota a gota; no serviría de nada poner una inyección de prolactina cada tres horas). Para mayor seguridad, la adrenalina, que producen los animales asustados, inhibe directamente los efectos de la oxitocina. Probablemente, el mismo mecanismo puede inhibir el parto cuando la madre está asustada. Una hipopótama adulta, una rinoceronta, una jirafa, no tienen nada que temer de las hienas; pero la cría recién nacida sería una víctima fácil. La presencia de un peligro puede inhibir la producción de oxitocina y retrasar el parto durante unas horas, hasta que el peligro ha pasado. Tal vez por eso algunos partos son tan difíciles en el medio extraño del hospital, rodeada de desconocidos, y la mayor parte de las mujeres se sienten mejor si su marido u otro familiar las acompaña, mientras que otras prefieren dar a luz en su casa, ayudadas por una comadrona a la que conocen bien.